De Políticas y Democracias Modernas
Esas confusiones que se observan a simple vista
Es muy común ver actualmente (hablando de las Américas en general), como a lo largo de las elecciones nacionales en los países, las diferentes corrientes de pensamiento político económico que aspiran a cargos de gobernabilidad vienen confundiendo básicamente el concepto «Democracia».
Sinceramente creo que le estamos errando en la interpretación de este concepto y ya hace tiempo. Y digo que venimos errando, por lo que vemos a lo largo de los países y sus realidades; ese quiebre o esa división social consecuencia directa del mal uso de las diferentes ideologías .
Lo preocupante es que no somos conscientes del daño que nos hacemos a nosotros mismos si solo optamos por una u otra opción sin visualizar un poco mas allá y así poder valorar y rescatar lo positivo que puedan tener los gobiernos que estuvieron de turno. Otro punto negativo es ese individualismo que nos toca vivir, esa falta de desarrollo de equipos capacitados, donde cada uno sepa que rol cumple, donde la competencia no sea interna sino con los de afuera. Realmente los responsables de que un país avance es su gente, la credibilidad de su pueblo en el sistema, en los líderes del momento, en el funcionamiento eficaz de la estructura del Gobierno. Es fundamental la generación de oportunidades así como el desarrollo de estructuras que estimulen y faciliten ese avance y no vivir permanentemente bajo el concepto de «Burocracia pa todo…».
Estoy convencido de que cada corriente ideológica le aporta beneficios a los Pueblos; nuestro País ha transitado a lo largo de su historia por diferentes rumbos, diferentes puntos de vista, guiado por muchos líderes con diversas interpretaciones de gobernabilidad.
Está claro que nos hace falta avanzar como sociedad, aprender a defender un conjunto de ideas que estén muy por encima de los personajes de turno en algún cargo legislativo o ejecutivo. Los movimientos sociales se construyen siguiendo ideologías o principios de muchos líderes, de muchas personas que aportan y casi siempre suman. No se traducen en una o dos personajes de turno.
No podemos vivir bajo el concepto de conseguir algún cargo público con el objetivo de no hacer nada (en muchos casos ese es el objetivo, ¿o me equivoco?). Tampoco adelanta que solo reclamemos a los gobiernos si no ponemos ganas y energía de parte nuestra para salir adelante. Realmente pasa por un tema de conciencia social…
La verdadera función de las democracias, debería ser unir y construir como pueblos principalmente basados en la voluntad popular; educar y potenciar el respeto hacia los demás (independientemente de su ideología); defender la constitución priorizando la práctica de su universalidad, sin excepciones.
Algo que realmente resulta monótono, o diría preocupante desde mi punto de vista: es la permanencia y continuidad de los mismos nombres, los mismos candidatos años tras año; elección tras elección. No solo ocurre en nuestro País, en toda la región es igual, y me atrevería a decir que en muchas partes del mundo también.
Seguro resultaría muy interesante que se pongan algún tipo de límites, de regulación legislativa o alguna reforma en nuestro sistema electoral para limitar esas carreras políticas eternas. Poner un freno en esa ambición de permanecer en el gobierno y no renovar verdaderamente la grilla de militantes o representantes con acceso a las diferentes gestiones.
Los cargos electivos en el parlamento no deberían de exceder los 10 años; tiempo más que suficiente para demostrar capacidad de trabajo y aportar al sistema. Pasado ese plazo a «otra cosa mariposa» como se dice criollamente.
El tiempo pasa, los contextos sociales cambian radicalmente. Es fundamental que ocurra lo mismo en las bancas de representantes nacionales. No es una garantía, pero seguramente podamos estar más actualizados o al día con el ritmo del país. Las gestiones tienen que ser actuales, modernas, ágiles. Si bien es muy importante la experiencia, debe ponerse en práctica desde una perspectiva asesora, no dominante ni manipuladora.
Es muy complejo analizar culpables. Es muy difícil entender cuales pueden ser las causas que llevan a determinados líderes al poder, muchos de los cuales tienden o buscan mantenerse a toda costa en el gobierno con el pasar del tiempo electoral.
Estoy convencido de que existen otras personas, otros nombres que presenten cualidades adecuadas para asumir diferentes roles; o nuevos líderes que cuenten con el respaldo de los más experimentados, desde otra perspectiva y no solo la dominante. El Mundo cambia, los tiempos son otros, las sociedades presentan otros desafíos para los que los diferentes partidos deben estar preparados. No siempre se logra enfrentar o presentar una actitud de gobierno que esté de acorde a las demandas del presente si mantenemos las mismas ideas o formas de hacer política de hace 50 años.
Evolucionar, se trata de eso. Aprender sobre qué lugar ocupamos en un grupo humano, superar nuestras ansiedades, nuestras inseguridades y formar verdaderos equipos de trabajo sin ser presos de los mecanismos de defensa que nos aferran a un cargo, a un status social o nos dejan solos en la cima de la montaña, sin el respaldo de estructura grupal, sino con meros repetidores de discursos ajenos.
Creo plenamente en la experiencia de los más viejos como asesores, como inspiradores, como transmisores de las diferentes culturas orales y escritas. No creo en su plena actualidad para enfrentar desafíos generación tras generación en temas de gobierno. Cada uno en su tiempo. Falta ese gesto de delegar puestos, lugares, pasar de ser protagonistas a impulsar a otros que continúen con otra energía, con otras ganas y con una mente, seguramente, repleta de ideas.
Los cambios reales, las adecuación a las diferentes épocas, sin lugar a dudas se logran con esas renovaciones. De lo contrario, seguiremos con los mismos temas inconclusos año tras año (siendo que en muchos casos no hay interés de resolverlos, sino darles vigencia para que la sociedad siga con las heridas abiertas).
A 50 años de quiebre institucional en nuestro país, parece que aún no entendimos que sacar un país adelante se logra entre Todos…Que un pueblo tan chico como el nuestro solo puede superar los diferentes embates que sufre, «peleándola» entre todos. No creo en la posibilidad de que obtengamos un rumbo positivo para todos los uruguayos si tenemos en cuenta que la mitad de la población de nuestro Uruguay, se encuentra concentrada en 200 km cuadrados. La toma de decisiones para el funcionamiento de todo un país está condicionada por la mitad de los votantes concentrados en una ciudad que mantiene los recursos centralizados a nivel práctico y los más triste: a nivel ideológico. Tenemos que abrir el abanico, mirar hacia los diferentes rincones y buscar un desarrollo real para todos los pueblos. Eliminar pre conceptos, falsos estereotipos rurales o urbanistas. En definitiva, vivimos todos en un territorio tan chico que somos parte del mismo grupo humano partido al medio por su demografía e ideologías políticas, que en realidad son desconocidas prácticamente por la mayoría de sus adeptos.
Los países han avanzado, los diferentes sistemas tienen que acompañar y adecuarse a ese presente y prepararse para el futuro. Tenemos que tirar la piedra hacia adelante, y la única opción es que sea entre Todos…